En el cole desde pequeños, las experiencias sensoriales desempeñan un papel muy importante al enriquecer el aprendizaje de los niños. La comparación entre el frío y el calor no solo involucra el sentido del tacto, sino que también estimula otros sentidos. Al tocar objetos fríos y cálidos, los niños exploran texturas y desarrollan una comprensión tangible de conceptos abstractos como la temperatura. Estas experiencias sensoriales no solo les proporcionan conocimientos prácticos, sino que también fortalecen la conexión entre el aprendizaje y el mundo que los rodea. La exposición a diferentes sensaciones fomenta la curiosidad, la observación y el pensamiento crítico, creando una base sólida para su desarrollo cognitivo y emocional.