Ya sabéis lo mucho que nos gusta jugar en clase de matemáticas. En esta ocasión, cada uno tenía una tarjeta con un número y no podía enseñársele a nadie. Comenzábamos caminado libremente por clase y cuando la profe nos mandaba parar, buscábamos rápidamente a un compañero. Finalmente, cuando la profe decía «ya» enseñábamos nuestro número al compañero y teníamos que hacer un poco de cálculo sumando el número propio con el del compañero. El que lo hiciese más rápido y bien, lograba un punto.